El ‘laboratorio’ contra el Alzheimer de DEBA, desarrolla un test que lo detecta mejor.
Las pruebas utilizadas en atención primaria se han mostrado más eficaces que las vigentes. La adjudicación de índices de probabilidades de padecer demencias combinadas con otras pruebas facilitan la prevención, y pueden aplicarse en la práctica clínica habitual.
Ese laboratorio de lucha contra el Alzheimer que es Deba empieza a dar sus primeros frutos después de un año, y a mostrar avances que podrán llegar a incluirse en la práctica clínica diaria, probablemente a finales de año, cuando los primeros resultados que se han obtenido sean ya definitivos.
Porque, más allá de hacer el diagnóstico de una población tipo, como es esta localidad guipuzcoana, todo el trabajo que se está realizando debe servir para avanzar en la detección temprana de las demencias, además de aportar datos que ayuden a utilizar la medicina personalizada y a tener herramientas efectivas para el tratamiento de estas enfermedades desde la atención Primaria, la que se realiza en ambulatorios y centros de salud y que resulta fundamental.
La primera fase del proyecto Cita Alzheimer en Deba ya ha concluido para los primeros 700 voluntarios que han accedido a realizar los dos test que se plantean en el ensayo, los conocidos como AD8 y Fototest. La primera revelación, lo cuenta el responsable médico del proyecto, el neurólogo Pablo Martínez Lage, es que estos exámenes, sencillos y de pocos minutos de duración, son más eficaces para detectar cualquier anomalía que los que se utilizan ahora mismo en los centros de atención primaria, los denominados como Minimental, que no han resultado tan útiles como se pensaba.
Esto no supone que los médicos empiecen a utilizarlos de manera inmediata, porque lo que maneja Cita Alzheimer son aún resultados preliminares, pero Martínez Page y su equipo esperan que sean definitivos antes de fin de año. «Los médicos de primaria podrán contar con unos test más rápidos de hacer para la persona a la que se examina y más eficaces que los que se usan en este momento. Estamos convencidos de que este es un paso importante».
Sin embargo, la primera fase del proyecto Deba no ha terminado, para empezar porque el objetivo es analizar a las 1.500 personas del pueblo que tienen más de 65 años o, al menos, llegar a las 1.000 para que el ensayo sea todo lo relevante posible.
Todavía es posible apuntarse y participar, basta con estar dispuesto a hacerse estos test. Por si hay alguien remiso, Cita Alzheimer acude a los domicilios de todos los vecinos de la zona que son dependientes para animarles a colaborar. A ellos y a sus familias, si cumplen el requisito de la edad, porque también es importante conocer la situación de este colectivo para el ensayo clínico.
La segunda fase consiste en seleccionar a todos aquellos que muestran algunos indicios en los test y a otros sanos, para hacerse un análisis de sangre. Todos ellos tienen que contar aspectos relacionados con su salud como son la talla, peso, tensión arterial, si llevan una vida sedentaria…
Índice de riesgo
Esta información ha permitido por primera vez adjudicar a cada persona un índice del riesgo que tiene para desarrollar una demencia en un plazo de veinte años. Es el índice Caide, (Cardiovascular Risk Factors Aging and Dementia Study, para los curiosos), diseñado por investigadores finlandeses después de un análisis que duró veinte años y que sirve para puntuar a cada uno de forma personalizada.
Para puntuar, según explica el neurólogo, combina distintos factores como son la edad, la tensión arterial, el colesterol, la masa corporal, el nivel educativo y la actividad física que se desarrolla. Con esa información cada uno puede calcular su riesgo en tramos que van desde el 2% de posibilidades de contraer una deficiencia cognitiva, al 4%, al 7% o al 16% como límite.
El índice Caide entre las personas que participan en el Proyecto Deba, todas mayores de 65 años, revela que casi la mitad están en ese 2% y que un 10% se aproxima al 8%. «Un 1% supera el porcentaje del 16%, lo que nos da la idea de que estamos en principio ante una población sana, aunque tendríamos que compararlo con otras localidades».
Más allá de poder auscultar al propio Deba, esta aplicación del índice Caide no solo es una experiencia pionera que es posible gracias a este gran laboratorio, sino que además va a tener continuidad vinculada a la tercera fase y será un pilar fundamental en la medicina personalizada.
«El índice que cada persona tenga se contrastará con los biomarcadores que puedan aparecer en la punción lumbar o con la patología vascular que se registra en las resonancias. O con ambos. De esta forma, cada diagnóstico precoz se asocia con una determinada patología de demencia, lo que permite aconsejar a cada persona que controle determinado aspecto de su vida, que haga estos u otros ejercicios… En resumen: medicina personalizada para la detección y la prevención».
Cuando estos resultados sean definitivos se cumplirá uno de los objetivos del proyecto Deba: que los avances que se vayan dando puedan aplicarse en la práctica clínica diaria. «El Caide de cada persona, por ejemplo, no es complicado de obtener, se trata de analizar variables tan identificables como la edad, la tensión, el colesterol, la masa muscular, el sedentarismo o los estudios. Si la persona que acude a la consulta obtiene un resultado bajo en los test y alto en el Caide es hora de ponerse en guardia y empezar a aplicar medidas para que el deterioro cognitivo no llegue».
Fuente: Diario Vasco. 22 agosto 2016.