El domingo 11 de mayo, Villa Soleares se vistió de gala para celebrar una de las fechas más emotivas del año: el Día de las Madres.
En nuestras seis residencias especializadas en el cuidado de adultos con Alzheimer, vivimos una jornada extraordinaria que quedará grabada en el corazón de todos los que participamos.
Esta celebración no fue solo un evento más en nuestro calendario; fue una manifestación del profundo respeto y cariño que profesamos hacia nuestras queridas residentes, muchas de las cuales han sido pilares fundamentales en sus familias durante décadas.
La importancia de honrar su rol maternal trasciende el simple reconocimiento: es una forma de mantener viva su identidad y dignidad humana, aspectos esenciales en el cuidado integral de personas con Alzheimer.
Un mosaico de emociones en cada residencia
La magia de esta celebración radicó en la diversidad de espectáculos que preparamos para cada una de nuestras residencias, adaptándonos a las características particulares de cada comunidad y respetando las preferencias musicales y culturales de nuestros residentes.
En nuestra Residencia El Director en Las Condes, el ambiente se llenó de los sonidos tradicionales mexicanos gracias a un espectacular show de mariachis. Las melodías de «Las Mañanitas», «Cielito Lindo» y otras canciones emblemáticas resonaron por los pasillos, despertando sonrisas y, en muchos casos, provocando que nuestras residentes comenzaran a tararear las letras que permanecían intactas en su memoria emocional. Fue conmovedor observar cómo la música logró conectar con recuerdos profundos, generando momentos de lucidez y alegría genuina.
Paralelamente, en Río Maule de Estoril, otro grupo de mariachis deleitó a los residentes y sus familias con un repertorio igualmente emotivo. La elección de este género musical no fue casual: los ritmos tradicionales y las melodías familiares tienen un poder extraordinario para estimular la memoria a largo plazo en personas con demencia, activando conexiones neurológicas que permanecen más preservadas.
La diversidad musical continuó en La Dehesa, donde un talentoso cantante en vivo interpretó boleros, tangos y canciones populares chilenas que marcaron época. Su voz cálida y expresiva logró crear una atmósfera íntima y nostálgica, transportando a nuestras residentes a momentos significativos de sus vidas. Observamos cómo varias de ellas movían suavemente la cabeza al compás de la música, y algunas incluso susurraban las letras de canciones que creían haber olvidado.
En la Residencia Los Dominicos la celebración adoptó un formato íntimo con una once especial que honró tanto a residentes como funcionarias. La actividad reunió a familiares en un ambiente cálido, con tortas, dulces caseros y música que acompañó las conversaciones y risas compartidas.
En la Residencia de Ñuñoa, la celebración tomó un giro más dinámico con la presentación de bailarines. La expresión corporal, los colores vibrantes de los trajes y los movimientos tradicionales despertaron no solo la atención visual de nuestros residentes, sino también recuerdos asociados a festividades familiares y celebraciones comunitarias. Varios residentes comenzaron a marcar el ritmo con sus manos, demostrando que la memoria musical trasciende las barreras cognitivas.
Finalmente, en La Reina, un saxofonista brindó un concierto íntimo con jazz suave y melodías instrumentales. Este género musical, conocido por su capacidad relajante y evocativa, creó un ambiente de serenidad y contemplación que permitió a nuestras residentes conectar con emociones profundas y recuerdos asociados a momentos de calma y felicidad.
Más que música: Una experiencia sensorial completa
La celebración no se limitó únicamente a los espectáculos musicales. Cada residencia se transformó en un espacio de encuentro familiar, donde la gastronomía jugó un papel fundamental en la creación de recuerdos positivos.
Preparamos deliciosas tortas caseras, una variedad de snacks cuidadosamente seleccionados y bebidas refrescantes que complementaron perfectamente el ambiente festivo.
La importancia de estos elementos sensoriales en el cuidado de personas con Alzheimer no puede subestimarse. Los sabores familiares, los aromas reconfortantes y las texturas agradables activan múltiples áreas del cerebro simultáneamente, creando experiencias multisensoriales que fortalecen la formación de nuevos recuerdos positivos y estimulan la evocación de memorias emocionales preservadas.
El valor terapéutico de la celebración
Más allá del aspecto festivo, estas actividades representan una intervención terapéutica fundamental en nuestro modelo de cuidado integral. La musicoterapia y las actividades sociales estructuradas han demostrado científicamente su eficacia en la mejora de la calidad de vida de personas con demencia.
Durante la celebración, observamos numerosos beneficios inmediatos en nuestros residentes: reducción de la agitación, mejora en el estado de ánimo, incremento en la comunicación verbal y no verbal, y fortalecimiento de los vínculos sociales. Estos efectos positivos se extienden más allá del día de la celebración, contribuyendo a un bienestar general sostenido.
La presencia de las familias añadió una dimensión especial a la experiencia. Ver a nuestras residentes interactuar con sus seres queridos en un ambiente festivo y relajado refuerza los lazos afectivos que permanecen intactos a pesar de los desafíos cognitivos.
Estos momentos de conexión emocional son invaluables tanto para los residentes como para sus familias, creando recuerdos positivos que perduran.
Impacto en la memoria y bienestar emocional
Las actividades como las realizadas en el Día de la Madre tienen un impacto profundo en diferentes tipos de memoria. Aunque la memoria episódica (recuerdos de eventos específicos) puede estar comprometida en personas con Alzheimer, la memoria emocional y la memoria musical suelen mantenerse relativamente preservadas durante más tiempo.
La música, en particular, tiene la capacidad única de activar múltiples redes neuronales simultáneamente, incluyendo áreas relacionadas con las emociones, el movimiento y la memoria autobiográfica.
Este fenómeno explica por qué muchos de nuestros residentes pueden recordar perfectamente las letras de canciones de su juventud, aunque tengan dificultades para recordar eventos recientes.
Un compromiso continuo con la excelencia
Esta celebración del Día de la Madre es un reflejo del compromiso constante de Villa Soleares con la dignidad, el respeto y el bienestar integral de nuestros residentes.
Entendemos que el cuidado de personas con Alzheimer va mucho más allá de la atención médica básica; implica preservar la humanidad, fomentar la alegría y crear oportunidades para que la vida mantenga su significado y belleza.
Nuestro equipo multidisciplinario trabaja incansablemente para diseñar e implementar actividades que no sólo entretengan, sino que también estimulen cognitivamente, fortalezcan emocionalmente y conecten socialmente a nuestros residentes.
Cada celebración es cuidadosamente planificada considerando las necesidades individuales, las preferencias personales y el potencial terapéutico de cada actividad.
Mirando hacia el futuro
El éxito de esta celebración nos motiva a continuar innovando en nuestras propuestas de actividades recreativas y terapéuticas. Estamos convencidos de que la combinación de cuidado médico especializado, actividades significativas y un ambiente familiar cálido representa la fórmula más efectiva para mejorar la calidad de vida de las personas con Alzheimer.
En Villa Soleares, cada día es una oportunidad para crear momentos especiales, y el Día de la Madre nos recordó una vez más que el amor, la música y la compañía pueden iluminar incluso los días más desafiantes.
Nuestras residentes merecen celebrar, ser celebradas y continuar sintiendo que son valoradas por todo lo que han dado y siguen dando a sus familias y comunidades.
Esta jornada especial no sólo honró a las madres; celebró la vida, la memoria y la esperanza que caracteriza cada día en Villa Soleares.